En vísperas de la batalla de Madrid” la candidata del PP nos dejó su definición de la libertad: es una ciudad grande donde no puedes encontrarte por la calle con tu ex Es una explicación de Perogrullo que nos lleva a pensar que la señora Ayuso debía dedicarse al chiste. Precisamente estos días Muñoz Molina firmaba un artículo en El País donde opinaba que no hay libertad sin salud, sin una escuela digna, sin trabajo y, sobre todo, sin una red protectora contra los reveses de la vida.
Las estadísticas señalan con rotundidad que, con esos parámetros a los que hacía referencia el escritor, en Madrid la libertad brilla por su ausencia y solo aparece en los chistes de la candidata por el PP para seguir en un lugar donde menos se gasta en sanidad, educación, ayudas a la dependencia, por citar algunos de los datos que figuran en las estadísticas de la administración.
De libertad, la bandera con la que se envuelve la candidata popular, quienes más saben son los que sufrieron la falta de ella. Los que plantaron a la cara a la dictadura franquista cuando pedirla a gritos o a través de las pintadas en las paredes pagaron alto precio.
Era una etapa donde las manifestaciones estaban prohibidas al igual que las huelgas, los sindicatos de clase, los partidos políticos. Era un tiempo en que la democracia era orgánica y que, según los socios de la señora Ayuso, fueron los mejores de los últimos ochenta años.
Libertad, libertad, cuántas veces se usa tu nombre en falso! Los hechos recientes –balas, amenazas, gritos, matonería– nos empujan a una historia que creíamos superada. Cuando el franquismo imponía sus leyes con el TOP (Tribunal de Orden Público) y los “grises”, su brazo ejecutor.
La mayoría de esos patriotas son los verdaderos separatistas que separan, excluyen, a los migrantes y rechazan a los que no piensan como ellos.
El prólogo de la Constitución asegura que su cumplimiento trata de promover el progreso, la cultura y la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida para lo que es necesario contribuir al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con la capacidad de cada cual mediante un sistema tributario justo. La suma de todo esto que nos recuerda la Constitución, la suma de los derechos y obligaciones es lo que permite vivir en libertad. Y las cuentas a la administración madrileña no le sirven para presumir.