dos años después ha tenido que venir un juez a explicar lo obvio y, de paso, deshacer una grave injusticia. Tras horas de trabajo conteniendo a manifestantes, un mosso le dijo a uno de ellos, que llevaba el uniforme de agente rural, aquello de “La república no existe”. Por ello fue condenado a quince días de suspensión de empleo y sueldo (ya se sabe cómo se las gastan los independentistas). Ahora un magistrado ha decidido que no puede ser sancionado porque es evidente que la república no existe. Así de simple, además de tener en cuenta el cansancio y la tensión a la que estaba sometido el agente.