Navantia está de enhorabuena. Los trabajos de tropicalización de la fragata noruega F-311 “Roald Amundsen”, desarrollados tanto en las instalaciones de Ferrol como en el puerto de Bergen, han sido calificados con un 9,5 sobre 10 por las autoridades del país nórdico.
En una misiva remitida al grupo naval por el comandante Espen Holtar en representación de la Agencia de Material de Defensa de Noruega (NDMA) –de la que se hizo eco tanto la propia Navantia como la sección sindical de CCOO del astillero de Ferrol– se ha calificado el resultado del proyecto como “exitoso”, aseverando que servirá “como modelo para otros futuros proyectos en las fragatas de la clase Nansen”. Y es que los trabajos en la “Roald Amundsen” –la segunda de una serie de cinco, la clase “Fridtjof Nansen”, fabricadas en las instalaciones de la ciudad naval entre los años 2000 y 2011– han ido más allá de una mera adaptación para operar en un clima diferente del que habían sido diseñadas.
Tal y como detalló Navantia por medio de un comunicado, la cantidad de modificaciones necesarias para el correcto desarrollo de la adaptación han supuesto “un gran reto” para la compañía. Básicamente, la tropicalización consiste en la transformación de un producto o servicio para su venta u operación en un mercado diferente del original. En el contexto naval, supone adaptar un buque para que funcione con normalidad en condiciones notablemente distintas a las normales.
En el caso de la “Roald Amundsen”, estos trabajos estaban orientados a que el navío pudiese operar de forma óptima en temperaturas más cálidas de las que generalmente se registran en Noruega, por lo que este proyecto modificaba sustancialmente buena parte de la ingeniería del buque. La actuación, apunta Navantia, consistió “en la sustitución de las tres plantas de refrigeración y la modificación e incremento de los equipos de refrigeración de las cámaras de máquinas”. Estos cambios, no obstante, no resultan sencillos, dado que implican actuaciones como sustitución de tuberías, conductos o cuadros eléctricos.
Otro de los retos, apunta Navantia, ha sido la adaptación de los trabajos de ingeniería a su nueva plataforma digital, dado que las herramientas informáticas empleadas en su momento para el desarrollo de la clase “Nansen” se encuentran “inoperativas en la actualidad”. Así, desde el inicio del contrato –que se materializó entre los meses de enero y junio–, se decidió adaptarlo desde cero a la herramienta Siemens NX, migrando los modelos 3D de los bloques del navío a la nueva plataforma.
Como ya se había señalado, del éxito de este contrato también se hizo eco la sección sindical de CCOO de Navantia Ferrol, donde se destacó el trabajo realizado por los empleados tanto de la principal como de las industrias auxiliares, especialmente aquellos que tuvieron que desplazarse al puerto de Bergen.
El secretario de la sección, Miguel Pol, calificó de “orgullo” la alta calificación otorgada por la Armada noruega, recordando que no habría sido posible “sen o sacrificio de moitos e moitas compañeiras que dende os centros da nosa ría prestaron un apoio imprescindible (...), pero sobre todo a todos aqueles que se desprazaron para realizar o traballo ‘in situ’, tanto de Navantia como os das imprescindibles industrias auxiliares: Imafer, Bulbo, Electrorayma e Soamar”. En este sentido, tanto la central como Navantia destacaron el “desafío” que supuso para los trabajadores el ejercer su labor bajo los “estrictos protocolos sanitarios” de Noruega –CCOO detalla que se hicieron más de 580 PCRs–, entre desplazamientos, reuniones, cuarentenas, etcétera. Este sacrificio, apunta el grupo naval, fue elogiado por la NDMA en la misiva, en la que se destaca “las habilidades de todo el equipo para adaptarse”.
Por último, desde la sección sindical se ha querido subrayar una frase muy significativa de la carta de Espen Holtar que la propia Navantia ha desplazado a todo el equipo encargado del proyecto: “Era moi difícil facelo ben e fixéstelo moito mellor.
Parabéns”.