La selección japonesa de fútbol sala que dirige Bruno García –Ferrol, 1974– tiene en Narón el campamento base de su preparación para el Mundial que se disputará en Lituania desde el 12 de septiembre. En A Gándara entrenará esta semana, viajará a Portugal para disputar dos amistosos y, de vuelta a Ferrolterra, continuará con la puesta a punto, que incluye un partido contra la vigente campeona, Argentina.
¿Por qué Narón?
Teníamos previsto hacer este ciclo en Japón porque íbamos a viajar antes a torneos internacionales, pero por los condicionantes de la pandemia no pudimos disputar los partidos de preparación que teníamos cerrados en casa, pues era inviable para los equipos debido a la obligatoriedad de pasar una cuarentena de dos semanas. Llegado el momento decidimos venir a Europa porque ya teníamos planeado disputar un cuatro naciones después del amistoso contra Argentina en Narón y antes de ir a Jaén a jugar con España, Guatemala y Vietnam. Buscamos una opción alternativa a Japón y ahí surgio la posibilidad de hacerlo aquí, en casa. El Concello de Narón reaccionó muy rápido, nos dio todas las facilidades y nos ofreció unas condiciones muy buenas para poder prepararnos aquí.
¿Cómo condicionará la pandemia el rendimiento de las selecciones en el Mundial?
Esto afecta a todo el mundo, pero no por igual. Por ejemplo: yo llevo un año y medio sin jugar un partido internacional amistoso. Hay otras selecciones que sí pudieron jugar partidos y torneos en este tiempo. España, por ejemplo, pudo jugar partidos oficiales, como la clasificación para el Europeo, igual que otras selecciones. Nosotros tenemos jugadores que están en la liga española o portuguesa y no los podíamos llevar a Japón porque tenían que pasar una cuarentena de 14 días. Tenemos que centrarnos en lo que depende de nosotros, en nuestra preparación y en nuestra actitud positiva para afrontar un reto de la envergadura de un Mundial, y más para Japón, que lleva nueve años sin jugarlo.
¿Cuál es el objetivo de Japón en el torneo?
Nosotros queremos ser protagonistas. La competición nos dirá cuál es nuestro sitio, pero el objetivo primero es pasar la fase de grupos e intentar superar la mejor clasificación histórica de Japón.
¿Cuáles son las favoritas?
Hay selecciones que están obligadas a llegar a las finales, pero también es cierto que en 2016 hubo un punto de inflexión. Hasta entonces ganaban España y Brasil, pero ese año ganó Argentina, Rusia fue segunda e Irán tercera; el fútbol sala se globalizó y entraron en escena selecciones que antes estaban en un segundo plano. Brasil y España siempre son candidatas, pero creo que para el fútbol sala es muy bueno que las opciones se amplíen porque eso le da más visibilidad y más atractivo a nuestro deporte.
¿Se plantea volver a España?
Este año cumplo 20 años como entrenador y hace diez decidí marcharme porque era una experiencia deportiva y vital que quería disfrutar. Volver no es una necesidad urgente que me plantee y mi familia está habituada a vivir en el extranjero. Me motivan retos y proyectos nuevos y, junto con otros entrenadores de la escuela española –como antes hicieron otros–, estamos ayudando a desarrollar el fútbol sala en todo el mundo y trabajando para que nuestra escuela siga teniendo el reconocimiento internacional que tiene. l