Un mes de dolor y desesperación en Valencia. Un mes esperando por la ayuda que no termina de llegar. Los discursos con promesas y las (vacías, al parecer) palabras de solidaridad solo sirvieron para sembrar decepción. Ni el Gobierno central ni el autonómico han estado a la altura. Quién habría dicho que era así de fácil abandonar a los ciudadanos en su peor momento.