Los vecinos y vecinas de Cariño ya pueden consumir el agua de la traída. Así lo confirmaba en la tarde de este miércoles el Concello, que recibió una notificación de la Xunta oficializando el cierre de la incidencia, que puso en jaque al municipio el pasado mes de noviembre. Desde el ejecutivo local explican que, por aquel entonces, las fuertes lluvias provocaron un “efecto arrastre” que llevó a la detección de cantidades de níquel y trihalometanos por encima del valor sanitario establecido en la normativa.
Desde entonces se han ido realizando análisis periódicos de los parámetros del agua y repartiendo entre la vecindad garrafas –inicialmente–, poniendo posteriormente a disposición de los afectados un camión cisterna para el abastecimiento.
Así las cosas, los últimos resultados de las analíticas muestran 14 microgramos por litro de níquel (el máximo es 20) y 45 de trihalometanos (el tope se fija en 100). Desde el ejecutivo que dirige Ana María López hacen hincapié en que el fin de la incidencia no supone que se dejen de realizar controles en la calidad del agua –continuarán realizándose en la ETAP de Castro con una periodicidad de 15 días–.
El Concello busca ahora “soluciones a largo plazo” para tratar de evitar que este problema se repita. Ya se encuentra en fase de ejecución la reparación de los filtros de la depuradora y se plantea la construcción de “terrazas”, de decantaciones o de aumentar la capacidad de otro de los embalses del municipio para que sea el suministrador principal.