Los servicios hospitalarios de traumatología, otorrinolaringología, cardiología y cirugía son los que más han empleado hasta ahora la impresora 3D que el Área Sanitaria adquirió a principios de año por más de 8.000 euros. Está emplazada en la Unidad de Soporte y Conocimiento, en la planta baja del Marcide, y en la actualidad un grupo de trabajo formado por profesionales de diferentes especialidades se ocupa de su implantación y de su regularización, para sacarle el máximo partido posible.
Los elementos creados tienen como objetivo básico la investigación, la docencia e incluso el carácter divulgativo, como método de información a los pacientes. Se les pueden enseñar, por ejemplo, diversas partes de sus lesiones, o se usan los modelos para explicar patologías, fracturas y las intervenciones que se les van a realizar. Para ello se pueden convertir a objetos 3D las imágenes de resonancia magnética o de tomografía computerizada.
Una treintena de profesionales acudían en la tarde ayer a las Aulas de Simulación del Área precisamente para formarse en este campo, en un curso de introducción a la impresión 3D y a los beneficios y limitaciones de su aplicación en el ámbito sanitario, con análisis de resultados. Lo impartía Juan Carlos Becerra, técnico de apoyo a la investigación del Citeni, en el campus de Esteiro. Esta acción es fruto del convenio trilateral firmado por el Sergas (Área Sanitaria de Ferrol), la Universidade da Coruña y la Axencia Galega de Innovación (CIS Ferrol) para la colaboración en proyectos de investigación conjuntos.
También ayer se celebraba en el CIS una jornada de trabajo organizada por la Axencia Galega de Innovación para dar a conocer nuevas tecnologías basadas en el empleo de materiales avanzados con los que dar soluciones, por ejemplo, a las necesidades de la medicina regenerativa, el desarrollo de dispositivos de diagnóstico o la higienización de espacios sanitarios y públicos.