La plaza de Amboage perderá de forma inminente otro de sus cedros centenarios. A pesar de las diferentes actuaciones realizadas desde el servicio municipal de Parques e Xardíns en los últimos años, el primer ejemplar de la fila de cinco que bordea el espacio por la calle María, el situado en la intersección con Arce, es ya irrecuperable, por lo que el gobierno local inició ayer las labores de tala de ramas de gran tamaño previas a su apeo.
La decisión de cortar este gigantesco árbol, uno de los más longevos de la ciudad, no es fruto del capricho, sino de las conclusiones del informe del Laboratorio agrario e fitopatolóxico de Galicia, solicitado por el Concello a comienzos de año, que confirma que el ejemplar está afectado por el hongo Armillaria mellea y que murió a causa de este.
Como informó en su momento este Diario, el pasado mes de noviembre, durante una inspección rutinaria de las copas de estos ejemplares, se apreció “un lixeiro cambio de cor das acículas deste xedro, xunto cunha perda das mesmas dende a parte interior das pólas cara ao exterior, máis acentuado nas pólas máis altas”, explicaba el edil de Medio Ambiente, José Tomé.
Ante esta coyuntura, el servicio municipal comenzó a realizar inspecciones semanales del ejemplar, hasta que, en el mes de marzo, se detectó un nivel de secado en la copa de un 80%. Asimismo, también se constató una resinosis –exudaciones de resina– en varios puntos del tronco con origen desconocido. De este modo, si bien nada parecía indicar que el cedro estuviese afectado por alguna plaga, se solicitó al mencionado laboratorio un informe en profundidad para esclarecer las causas de estos síntomas y qué actuaciones se podían realizar para mejorar su salud.
Tal y como señala el resumen del informe del Laboratorio agrario, tras emplear la técnica de análisis molecular “nested” –que estudia el ADN de las muestras de micelios, las estructuras del hongo similares a las raíces, remitidas–, el ejemplar está infectado por Arnillaria mellea, también conocido como hongo de la miel. Esta especie, detalla el documento, afecta “a un número importante” de árboles, tanto frondosas como coníferas y es el subgénero más común en zonas ajardinadas.
En el caso concreto del cedro afectado, el apartado de sintomatología describe al detalle el proceso de pérdida de color y frondosidad en la copa del árbol desde finales de 2023. Asimismo, entre los meses de enero y febrero se descubrieron “ligeras exudaciones de resina a diferentes alturas del tronco”, procediéndose a retirar la corteza en estas zonas –de hecho solo se detectó “emanación” de esta sustancia a por debajo de cierto nivel–. En aquellas áreas que no presentaban estas filtraciones, se localizó bajo la corteza, en la zona cambial, los mencionados micelios blancos propios de la Arnillaria mellea, que fueron los que se remitieron al centro de Abegondo para su estudio.
La conclusión de este informe detalla que la presencia de estos hongos en el tronco, sumada a los otros síntomas descritos, indican que la muerte de este ejemplar “se produjo en un corto período de tiempo”, posiblemente entre el último trimestre del ejercicio pasado y el primero del presente–, por lo que se recomienda el apeo del mismo. Cabe señalar que la tala de los otros dos cedros del espacio, los ejemplares 3 y 4 de la fila de ocho que discurre en paralelo por la calle María –en noviembre de 2022 y julio de 2023–, no se debió a esta enfermedad, sino a que la pérdida de estabilidad de sus raíces suponía un riesgo de desplome.
Uno de los apartados del informe describe las características de esta especie de hongos y las diferentes formas en las que se puede dar la infección de cara a entender la situación del cedro afectado.
Como apunta el documento, el Armillaria mellea presenta “dos procesos infectivos”: uno a nivel de raíces o xilófago, que puede provocar “un decaimiento paulatino del árbol”, y otro en la zona cambial que mata al ejemplar y que parece que es el que afectó a esta unidad en concreto. Al tratarse de este último caso, en un principio no afectaría al resto de cedros del espacio, dado que la infección puede pasar de las raíces de uno a otro, contaminando todo el subsuelo. No obstante, entre las recomendaciones se contempla la eliminación del tocón, dado que el hongo puede sobrevivir durante muchos años alimentándose de los restos de este árbol.
Curiosamente, el informe detalla que en el caso de las afectaciones cambiales, más comunes en especies coniferas como los cedros, aun cuando el hongo mata al árbol en un período corto de tiempo –generalmente una estación vegetal–, al no afectar a las raíces la estabilidad del mismo no se ve comprometida, por lo que el riesgo de desplome es bajo. Es por ello que se puede concluir que el apeo del mismo no se da en base al peligro que pueda suponer para la ciudadanía, sino para evitar un contagio a los cinco cedros restantes del área –o una contaminación general del estrato sobre el que se asientan–.
Este cedro no es el único ejemplar arbóreo afectado por una plaga sobre el que el servicio de Parques e Xardíns está actuando.
Por una parte, desde el pasado mes de noviembre se está realizando un tratamiento fitosanitario con insecticida y nematodos en las diferentes palmeras singulares de la ciudad naval, especialmente en las del Cantón y Amboage –además de “cirugías” en algunas de ellas– por una plaga de picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus). Asimismo, en breves comenzarán a intervenirse los tilos de la plaza de armas, que en este caso están afectados por pulgones (Eucallipterus tiliae).