En condiciones normales, la Semana Santa ya se hace muy corta para aquellas personas que disfrutan de estos días de devoción y tradición en Ferrol. Sin embargo, en esta ocasión hemos llegado al Domingo de Resurrección en un pestañeo porque el mal tiempo ha aguado buena parte de los actos previstos por las cofradías. El Domingo de Ramos fue un espejismo caluroso de cielos despejados que permitió las tres procesiones previstas, pero el nubarrón que trajo consigo la borrasca ‘Nelson’ se instaló el Lunes Santo para irse solo a ratos y empezar a descargar en la retirada de la Amargura.

El Martes Santo llovió durante todo el día hasta que salió el Cristo de la Buena Muerte y más tarde Jesús Atado a la Columna y la Esperanza sin que cayera una gota. No obstante, las cuatro procesiones previstas para el Miércoles Santo —Cautiva, Navegantes, Desamparados y Penitencia— se quedaron en casa ante el chubasco y el fuerte viento. El Jueves Santo la Merced pudo estrenar, con recorrido más breve, el cortejo de Nuestro Padre Jesús de la Humildad; pero la Angustia canceló el desfile de su titular y Dolores hizo lo propio con el suyo, aunque finalmente no llegó a llover como estaba previsto. 

El Santo Encuentro se celebró con llovizna intermitente, salvándose en la jornada del Viernes Santo el Crucificado, el Traslado y el Desenclavo. Además, el Santo Entierro acortó tras un chaparrón y tanto la Soledad como Os Caladiños discurrieron en suelo seco. La hermandad de Esteiro arriesgó el Sábado Santo y finalmente el agua les pilló en plena procesión, teniendo que regresar antes al Santuario.

Sonrisas y lágrimas 

El balance es desigual entre las hermandades, que de las 26 citas previstas pudieron celebrar con normalidad solo once, otras nueve teniendo que acortar el itinerario y las seis restantes ni siquiera pudieron celebrarse. Primeramente, el presidente de la Junta de Cofradías, César Carreño, califica de “agridulce” esta Semana Santa. “Dulce, porque lo que salió fue bien, pero agria porque las Angustias no se libró de la lluvia ningún día”, recuerda, sentenciando que “no pasa a la historia como una de las bonitas”. 

Precisamente, el hermano mayor de la hermandad de Esteiro, José Ramón Cancelo, asegura que “fue un desastre, una cantidad de dinero gastado que no se pudo lucir, con la pena de no poder salir y los cofrades tristes, destrozados...”. Helena Pena, hermana mayor de la Merced, reconoce que estuvo “pasada por agua”, pero celebra haber podido salir el Jueves y Viernes Santo. “Alegrías y tristezas, una Semana Santa distinta, y mañana ya nos ponemos con la siguiente”. 

José Ángel Vázquez, al frente de Dolores, hace un balance “satisfactorio” a pesar de estar a diario llamando a MeteoGalicia y de tener que suspender la procesión más larga de su hermandad. “Fue una decisión muy difícil, pero había que tomarla pensando en lo mejor para la cofradía, las imágenes, los enseres y los propios cofrades”, valora. Para Antonio Sixto era esta su primera Semana de Pasión como hermano mayor del Santo Entierro y su balance es bueno porque “pudimos hacer el Desenclavo en el atrio, que nos daba pánico por la lluvia, y además la imagen del Cristo aguantó, que ya es bastante”. 

Sobre la procesión, lamenta que hayan tenido que recortarla y no llegar a Amboage, aludiendo a un fallo de comunicación en la coordinación con Dolores que propició que San Juan y la Dolorosa llegasen más de media hora después que ellos a San Julián. Finalmente, para José Evia era ésta la última Semana Santa de hermano mayor de la Soledad, convencido de dejar paso a otros. En su caso, “el balance es positivo salvo el Domingo de Resurrección, que aun con todo había mucha gente, así que estoy satisfecho”.