A pesar de la magnitud de nuestra Semana Santa, todavía existe una parte muy invisible de la labor a la que se entregan las cofradías en lo que para ellas son unos días frenéticos. Los entresijos del trabajo cofrade pueden pasar desapercibidos, pero la realidad es que las puertas de los templos y las casas de hermandad no suelen estar abiertas mientras se preparan los tronos y contribuyen a que exista cierto halo de misterio. Sin embargo, dos hermandades han querido apostar este año por una mayor apertura en este sentido durante la Semana de Pasión y así lo han anunciado durante la rueda de prensa de la Junta de Cofradías.
En el caso de la Cofradía de Dolores, el corralón de Méndez Núñez contiguo a la iglesia de Dolores abrirá a diario durante estos días. Se trata de uno de los lugares de peregrinaje habitual del público, que espera durante horas enfrente para ver salir y recogerse a los pasos. La hermandad quiere que permanezca abierto de 16.00 a 20.00 horas para todas aquellas personas que tengan curiosidad por ver cómo se trabaja en su interior a diario poniendo las flores o colocando los banzos.
Por su parte, la Cofradía de la Merced abrirá al público hasta completar el aforo de su capilla en la noche del Martes Santo, después de la recogida de la procesión de la Esperanza de Dolores. La idea es que puedan estar presentes en un momento que hasta ahora era íntimo: la subida al trono de Nuestra Señora de los Cautivos. Organizarán una oración y un pequeño acto de 15 minutos para compartir con quienes se acerquen lo que para ellos es “mágico y emotivo, un momento especial para empezar nuestro Miércoles Santo”, como dijo la hermana mayor, Helena Pena, con la intención de “acercar la Semana Santa al pueblo”.