Los genios no mueren

Sant Jordi, o Día del Libro, aniversario de la muerte de dos escritores geniales :Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Pero los genios nunca mueren, su obra está ahí, vigente de generación en generación. ¿Alguien puede decir que El Quijote le resulta ajeno? O que muchos gobernantes de hoy no son un reflejo de las oscuridades del Rey Lear? No, los genios no mueren porque sus obras siguen habitando entre nosotros. Y es lo que sucederá con las novelas de Mario Vargas Llosa. Sus novelas ya forman parte de lo mejor de la Historia Universal de la Literatura.

 

Pensaba en Vargas Llosa caminando apresurada por las calles del centro de Barcelona, la ciudad en la que él vivió y la que amo y que sin duda dejó una huella en su alma.Desde el día de su muerte se han publicado un sinfín de artículos sobre Vargas Llosa. En la mayoría, los escribientes nos cuentan como le conocieron, cuando fue la última conversación que compartieron, y nos dan también sus opiniones sobre el escritor, algunos parecen incluso “perdonarle” porque en su día Vargas Llosa ,entre el marxismo en que militó en su juventud y la Democracia y la Libertad, se decantó por estas dos últimas.

 

Si echamos un vistazo a la hemeroteca muchos de los que ahora le lloran ( o eso parece), no hace mucho le miraban con cierto desdén por haberse salido de la “tribu” de los llamados intelectuales de izquierdas. En este Sant Jordi los libros de Vargas Llosa han estado por todas partes, como lo van a estar en las muchas ferias que se empiezan a celebrar a lo largo y ancho de nuestra geografía y en HispanoAmerica.

 

El 23 de abril en que acabamos de celebrar la grandeza de los libros siempre es una jornada luminosa y, por tanto, para recordar a uno de los escritores en lengua castellana que ya habita en el Parnaso con los otros grandes de la Literatura Universal. Si hay otro mundo, allí Vargas Llosa no solo estaré tuteándose con Flaubert, Tolstoy, Balzac, William Faulkner, Herman Melville, Thomas Mann, Conrad, etc, etc, etc. Quién sabe si incluso se ha cruzado con el que antaño fue su amigo, Gabriel García Márquez.

 

Eso sí, siempre hay alguien que, careciendo de relevancia, busca su “minuto de gloria” disparando hacia arriba. Es el caso de una tal Manuela Bergerot, de la que confieso ignoraba su existencia, aunque es una política madrileña. No diré que me sorprende, porque a estas alturas de la vida es difícil que me sorprenda la estupidez fruto de la ignorancia de algunos representantes públicos, pero la señora Bergerot ha debido pensar que el mejor medio para saltar a la fama, aunque sea por un día, es criticar a la Presidenta de la Comunidad de Madrid y al alcalde madrileño por rendir homenaje a Vargas Llosa concediéndole la Medalla de las Artes de la Comunidad y un “espacio” dedicado a su recuerdo. ¡Anda que no hay asuntos por los que criticar a Isabel Díaz Ayuso o a José Luis Martínez Almeida.!

 

Pero me da, y eso por ser benevolente, que la crítica de la señora Bergerot se debe a que seguramente no ha leído “La Casa Verde” o “Conversaciones en la Catedral” acaso tampoco ha leído “Pantaleón y las Visitadoras” o “La Fiesta del Chivo”. Porque si hubiese leído alguna de estas obras no habría abierto la boca para criticar que se pueda homenajear a un grande entre los grandes de la Literatura Universal. Pero si acaso hubiera leído alguno de estos libros u otros, entonces la señora Bergerot tiene un problema de difícil solución, que es la enfermedad del sectarismo que, mire usted por donde, en ocasiones se cura leyendo o releyendo.

 

Doy por supuesto que allá en el Parnaso, Mario Vargas Llosa contempla todo esto con media sonrisa y sin darle mayor importancia, porque es evidente que su “altura” intelectual a la que se añade su talante tolerante siempre ha estado por encima de comentarios sectarios e inanes como los de doña Manuela Bergerot.

 

En Cataluña es costumbre el 23 de abril regalar una rosa y un libro, espero que alguien le haya traído de regalo a doña Manuela cualquiera de las novelas de Mario Vargas Llosa. Quizá después de leerle comprenda que los genios no mueren y Mario Vargas Llosa la sobrevivirá, nos sobrevivirá a la inmensa mayoría de los mortales, a través de sus obras.  

Los genios no mueren

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