El desastre de la Guerra Civil sigue y seguirá siendo fuente fecunda de inspiración literaria, como un aleph en el que confluyen conflictos y orígenes que explican buena parte de lo que somos en la actualidad, nos guste o no. Así, en los últimos meses han aparecido novelas que radiografían aspectos de la guerra y los orígenes del franquismo tan mal asimilado por nuestra democracia.
Tiempo habrá de comentar la fascinante “La península de las casas vacías” (Siruela) de David Uclés, pero hoy es el turno de “Presentes”, la tercera obra de Paco Cerdá. Tras “El peón” y “14 de abril”, donde el recuerdo de la historia y sus perdedores se hace actualidad, el periodista valenciano se centra en un acontecimiento de 1939, entre macabro y esperpéntico, como fue el traslado a pie de los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante, donde había sido fusilado, hasta el monasterio del Escorial a lo largo de once días y más de 400 kilómetros.
Partiendo de este acontecimiento con el que el régimen franquista trataba de aprovecharse de una figura mitificada hasta el delirio, elabora un tapiz en el que se focalizan los acontecimientos en ese 1939, ya con unos nuevos amos del país que querían dejar claro que lo eran. Con un ejercicio de narrativa memorialística absorbente, Cerdá hace un recorrido por los perdedores de la historia, los exiliados, los maestros, las mujeres cuyas historias corales van salpicando el núcleo de la trama que es ese cortejo fantasmagórico que camina a paso lento por los pueblos de la España interior hasta llegar al monumental sepulcro del Escorial, símbolo del espíritu tridentino y fanático de la España que se venía en las siguientes décadas. Y que, por lo visto, algunos en la actualidad añoran con desparpajo.
Como un viaje a las tinieblas del fascismo español, el autor retrata con una información bien dosificada y con pulso admirable ese mundo que se perdió y el que se estaba creando sobre los escombros de una democracia. Como la fantasía de un gran líder que nunca fue (en las últimas elecciones obtuvo 40.000 votos y ningún diputado), el régimen de Franco transmutó a un señorito pijo en un gran personaje visionario, inventado, a quien tantos tuvieron que rendir pleitesía y el propio Franco supo aprovechar para sus fines cuando en vida ni siquiera congeniaron.
Sobre esta gran mentira fundacional aparecen presentes los perdedores de la historia, tan trágicos como de una dignidad apabullante y basados en personajes reales, algunos tan conocidos como Miguel Hernández o Elena Fortún. Un relato histórico que con mano maestra viene de recuperar en esta espléndida obra Paco Cerdá. Un monumento de narrativa verista de primer nivel y un recordatorio contundente de cómo nace un régimen perverso. No lo olvidemos nunca.